Alemania reforzó controles migratorios en agosto de 2025 en medio del mayor desempleo en una década

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Con los chequeos fronterizos temporales aún vigentes y una política de expulsiones más estricta, el país cerró agosto con 3,02 millones de desocupados (6,4%), elevando las exigencias para quienes planean migrar desde América Latina.

En agosto de 2025, el gobierno alemán mantuvo y reforzó su línea de control migratorio: prorrogó los chequeos temporales en fronteras internas del espacio Schengen y avanzó en una política de deportaciones focalizadas, mientras la economía mostró señales de debilidad. ¿Quién? La administración del canciller Friedrich Merz y el ministro del Interior, Alexander Dobrindt. ¿Qué y cómo? Controles prolongados y expulsiones de personas con orden de salida, en coordinación con socios europeos. ¿Cuándo? A lo largo de agosto de 2025. ¿Dónde? En todo el territorio alemán y sus pasos terrestres. ¿Por qué? Para ordenar los flujos migratorios y responder a preocupaciones de seguridad y presión administrativa, en un contexto de empleo más débil. ¿Con qué impacto? Exigencias mayores para migrantes extracomunitarios, incluidos los latinoamericanos que buscan insertarse en el mercado laboral alemán.

El 12 de febrero de 2025, Berlín había extendido por seis meses los chequeos fronterizos temporales, una medida que permaneció operativa durante agosto. El Ministerio del Interior confirmó en agosto los 100 días de gestión de Dobrindt, con la prioridad puesta en migración, seguridad y cooperación policial. En paralelo, las autoridades siguieron aplicando expulsiones en casos con sentencia firme, sosteniendo su criterio de “retornos ordenados” cuando hay posibilidades de ejecución con países de origen o con apoyo regional.

En lo económico, el 29 de agosto se informó que el número de desempleados alcanzó los 3,02 millones, la cifra más alta en una década, con una tasa del 6,4% y 46.000 personas más sin trabajo que en julio. El enfriamiento del consumo y la debilidad industrial presionaron al mercado laboral, lo que endureció la competencia por empleos de entrada y elevó el umbral de requisitos para trabajadores extracomunitarios.

Para argentinos y latinoamericanos, el tablero quedó más exigente pero no cerrado. Alemania continuó demandando perfiles específicos: salud (enfermería y cuidados), oficios calificados, logística, tecnologías de la información, ingeniería y construcción. La Agencia Federal de Empleo reportó que, pese al deterioro general, siguieron los “engpassberufe” (ocupaciones con escasez), lo que mantiene abiertas rutas de inserción para profesionales que homologuen títulos, cuenten con contratos formales y acrediten idioma. En contrapartida, los trabajos no calificados se volvieron más competitivos y con menor capacidad de absorción en grandes ciudades, encarecidas por alquileres y servicios.

La lectura política de agosto mostró un gobierno decidido a sostener orden y control en fronteras y a mejorar la coordinación con socios de la UE. Para quienes planean emigrar desde la región, el “cómo” cobró más peso que el “cuándo”: planificación documental, certificación profesional, idioma y oferta laboral previa pasaron a ser condiciones diferenciales. En síntesis, agosto dejó una doble señal: controles migratorios más firmes y un mercado laboral dividido entre sectores en retracción y nichos de oportunidad para perfiles técnicos y de cuidados.